En el ámbito escolar,
la mediación no sólo actúa como un método de resolución pacífica de conflictos,
sino que es una herramienta educativa, en la que se fomenta la cultura de la
paz, el diálogo y la comunicación entre todos los sectores de la comunidad
educativa.
Hoy en día, nos
encontramos gran diversidad de estilos familiares, culturales, socioeconómicos,
éticos, religiosos y morales dentro de
los centros educativos. También nos encontramos con que esta diversidad tiende
a separar más que a integrar, vulnerando el necesario respeto por las
diferencias, sean del tipo que sean. Es necesario fomentar en el aula la
cultura de la paz, del diálogo, de la convivencia en el respeto hacia los
demás. Esta es una tarea en la que debe participar e involucrarse toda la
comunidad educativa, no sólo profesores y alumnos, sino también familias,
equipos directivos y el personal de administración y servicios. La mediación en la escuela, desde este punto
de vista, implica además una comunicación más simétrica, donde las partes se
sientan en igualdad de condiciones y compartan de una forma mucho más
equitativa búsqueda de soluciones a los conflictos.
«El proceso de la Mediación Escolar se caracteriza por ser un proceso
educativo,
voluntario, confidencial, colaborativo y con poder decisorio para las
partes»
(Munné, M., 2006).
Así, la mediación como herramienta
educativa implica la formación de todos los miembros de la comunidad escolar en
una serie de habilidades como la asertividad, la escucha activa, la empatía y
las técnicas de comunicación. Puede ser mediador escolar cualquier miembro
perteneciente a la comunidad educativa, siempre y cuando esta persona esté
preparada para ello por medio de una formación adecuada o experiencia
demostrable. Es importante contar con personas pertenecientes a todos los
sectores, para potenciar la igualdad y la gestión democrática. De este modo,
implicando a todos, conseguiremos avanzar hacia una convivencia óptima en el
centro y hacia un ambiente satisfactorio de diálogo entre todos los sectores de
la comunidad educativa.
“Las personas no pueden estar sin
algún idioma común, para la necesidad y para el gusto, que aun dos niños
arrojados de industria en una isla se inventaron lenguaje para comunicarse y
entenderse. De suerte que es la noble conversación hija del discurso, madre del
saber, desahogo del alma, comercio de los corazones, vínculo de la amistad,
pasto del contento y ocupación de personas.”
(Baltasar Gracián, El Criticón)
(Baltasar Gracián, El Criticón)
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